El principio de un nuevo principio

A los seres humanos nos encanta clasificar. No sabemos vivir sin determinar las cosas, las personas e incluso los sentimientos, lo que no tengo tan seguro es el porqué... Archivos, carpetas, cajones, baúles... algunos no los volvemos a abrir jamás, saber su contenido es crucial y nos hace decidir si tenerlos a mano o cuanto más lejos mejor. Quizás voy demasiado lejos pero diría que no es otra cosa que el miedo lo que nos obliga a decir "ésto es del pasado" o "ésto lo necesitaré el resto de mi vida", y no hablo sólo de las fotos de nuestros ex ni de papeles del banco, me refiero más bien a todo aquello no tangible que forma parte de nosotros, aquello que no queremos olvidar o lo que debemos dejar atrás si queremos que la herida (sea del tipo que sea) cicatrice algún día, teniendo en cuenta que todos estamos destinados a morir y que el tiempo corre en nuestra contra. Hablo de experiencias, risas, miradas, roces, descubrimientos, discusiones o hasta luchas internas que necesitamos saber para qué valen, qué sentido tienen, qué partido le podemos sacar a lo que hemos vivido para enfrentar lo que viene de una manera más fría. Y es precisamente éso es lo que me lleva a sentarme frente a este (ya) viejo portátil e intentar escribir sin dudar, que si hay algo que me hace falta es un pulso firme, decidido, no pedir lo que pida ella a pesar de que seguramente yo me vaya a equivocar, pero será, al fin y al cabo, mi decisión, así lo habré querido yo. Y ella reirá porque sabrá que de nuevo ha tenido razón, y yo estaré mitad con envidia mitad con orgullo propio, porque me lancé a la aventura y no salí tan mal parada. Nunca quise el triunfo, sólo busqué la felicidad, y lo hice a mi manera. Aunque para algunos mi metodología sea incomprensible e irracional, yo salto.
Tendré que decirle a mi madre también que ya no soy tan niña, y que no tenga miedo de ciertas coincidencias entre su vida y la mía, que no es que pretenda seguir sus pasos, es sólo que su sangre corre por mis venas y algo se me habrá pegado de aquella mujer que decidió ser madre soltera sin saber siquiera cómo iba a salir adelante, lo cual fue una opción valiente y en mi opinión la más complicada de entre las no muchas que ante ella podía tener en aquella época. Y ahora está radiante, así que no debe ser para alarmarse si en algunas ocasiones nos vemos reflejadas la una en la otra.
Por otro lado, que no se agobie nadie por el qué va a ser de mí, yo siempre "me las apaño", que cierto es que no sé hacia dónde me dirijo (y eso que dicen es imprescindible en una persona), pero ya no tengo ganas de atormentarme, a lo que se suma que ayer fue "uno día de ésos" en los que escuchas una melodía triunfal en tu cabeza y te dices a ti misma "quizás no ahora, pero todo va a salir bien", y me sentí increíblemente apoyada y querida por unos compañeros que pensé que no darían un duro por mí, y fui feliz en mitad de toda esta batalla de jarras de agua fría que parece no tener fin y que me estremecece en cuanto me quedo sola, pero (me autoconvezco) dame un poco de tiempo y con un poco de confianza en mi misma le daré a Paris el mordisco que se merece, y dejarás de verme "tan pequeñita" .