¿Serán sólo cosas mías?

Después de mucho pensar, divagar, soñar o lo que quiera que sea éso que se acaba convirtiendo en lo único que tengo en la cabeza de casa al trabajo, del trabajo a casa, antes de dormir, o nada más abrir los ojos, cuando me ducho, o mientras me seco el pelo, o simplemente con ese café entre mis manos esperando a que se enfríe... he hecho del verbo "reflexionar" una verdadera obsesión, y he llegado a la conclusión de que, aunque suene un poco duro, tenemos mentes de base. Somos jóvenes, listos, ingeniosos, trepadores, sí, pero creo que hemos desarrollado demasiado el instinto de la supervivencia y que nos hemos quedado cortos de comprensión.
No quiero ofender a nadie, de hecho me incluyo, pues soy de esas personas a quienes una primera impresión le vale más que mil palabras, y no puedo negar que en la gran mayoría de los casos mi instinto no me ha fallado, y lo habéis comprobado con ella, por ejemplo, con la que nunca me gustó salir de fiesta porque algo me dijo que es de las que dan problemas, y con el que sí salí fue con aquel niño pijo, porque vi algo distinto en él, y hasta la fecha es el único de su clan que no puedo llamar arrogante. Pero, para los que no se hayan dado cuenta, Marzo está muy revuelto, como con ganas de guerra,y a pesar de que mi madre siempre me ha dicho que lo mío no es conocer a la gente, si no sentirla, lo que siento ahora es que debería ser más cautelosa ante mis acusaciones.
En lo que va de mes, los estereotipos y las jerarquías se han caído por su propio peso, he hecho de lo inesperado algo previsto de antemano, y he tirado la casa por la ventana con una sobredosis de "vivir y dejar vivir". No os voy a engañar, creo que me ha venido bien, y también creo que vosotros, en cierto modo (para algunos más difícil de asimilar que para otros) necesitábais este cambio de aires, alguien que rompiera nuestros esquemas, alguien distinto, salido de la nada, capaz de darnos la objetividad que nos falta. Y es que está claro que cada uno de nosotros vivimos situaciónes distintas, pero en este mes todos hemos hemos tenido ganas de meternos en la boca del lobo, porque quién sabe si, más allá de que lo necesitáramos o no, hubiera sido más peligroso dejarlo simplemente pasar como si nada.
Diréis que pierdo el tiempo, pero es que os miro, y me miro, y en realidad no somos tan tan distintos como pueda parecer, y lo digo porque a todos y cada uno de nosotros nos han bastado unos cuantos atisvos de primavera para replantearnoslo todo, desde cuál es el look que más nos favorece de cara al verano, hasta dudar de si ésa es la persona con la que queremos estar el resto de nuetros días. Decidme si me equivoco, pero hasta hace poco no había registro de una futura arquitecta que pierde la cabeza por un gato callejero (ella sólo quiere que le enseñen a vivir. Él busca en sus besos el dulce hogar que nunca tuvo). Tampoco supe nunca antes de un físico que decidió desempolvar su guitarra el día en el que volvió a sentirse enamorado (y desde entonces se encuentra entre la espada y la pared, y su dulcinea no puede hacer más que esperar hasta nuevo aviso). Y lo que sí que me tiene hecha ascuas es la paciencia de aquellos que, en especial en las noches de borrachera, se quieren a matar y debaten sobre política en lugar de descubrir qué sería besarse (y a mi que me parece que lo más grave que puede pasar es lo más que os aplaudamos). Lo que sí que me dejó de piedra fue aquel mail de un nuevo miembro de la Policía Nacional que me preguntaba qué tal me iba en China (sin comentarios), a lo que se suma que al par de días me llegara otro de una vieja amiga de la que tampoco sabía nada de ella desde hacía años. Parece como si en este mes todos quisiéramos tachar algo pendiente en la lista. Porque qué me decís de aquella chica vestida de muñeca a la que un conejo de la suerte le robó un beso, ¿quién se lo esperaba?. Y para inesperado, otros que han decidido también cambiar de aires son aquellos que al poco de haberse mudado al nuevo piso deciden que están hartos de esta ciudad y que quieren recorrer el país en caravana. Así, sin más, en Agosto nos dejan para vivir su propia historia. La que da vértigo es la de Quentin y Flore, que acaban de tener un niño al que, por cierto, tengo muchas ganas de ver, y lo cogeré en mis brazos y pensaré "wooooooaaauuuuu"(y es que algunas cosas simplemente me sobrepasan). Por si no fuera poco (sí ¡todo en tres semanas! parece increíble, ¿no?). Laura, mi karatekid preferida, ya está oficialmente viviendo en Londres y se casa este verano. Y puede que suene extraño pero me agobia todo ésto, es decir, entrar en esa fase en la que la gente toma grandes decisiones, y quedarme estancada entre un entorno que se hace mayor y madura y toma las riendas de su vida... Lo que sí que ha sido raro es volver a tener a mi madre aqui, que, a pesar de haber podido estar muy poco con ella, me ha reconfortado el alma y me ha puesto tiritas de colores en el corazón a ver si se me cura rápido, como cuando de niña me caía de la bici bajando la cuesta y ella me levantaba y me decía "no llores, ya lo conseguirás". Sin duda, ha sido un encuentro que me hacía falta.
Supongo que es el cúmulo de noticias lo que me ha hecho despejarme un poco de mis muchos existencialismos y melodramas. Me he distraído, he pensado en otras cosas, he querido abrir la ventana a ver qué había ahí fuera... Me he espabilado en cuanto al trabajo se refiere y parece que las cosas van mejor, más normales, más tranquilas. Y hablando del trabajo, esta mañana ha tenido lugar una anécdota que me ha dejado d'un aire contrarié, sin saber muy bien qué decir. Resulta que estábamos varios de mis compañeros y yo en el patio del edificio y algunos de ellos han comenzado a hacer bromas a cerca de mis productíferas bailarinas a casi 70 euros, las cuales al cabo de escasas tres semanas de haberlas comprado se han desmontado (literal) dándome un aspecto de mendiga. Para los que no me conozcan mucho diré que una soberana tontería puede arrancarme carcajadas y hacer que me duelan las costillas. Vaya, que me parto con las estupideces. Así que yo he estado a la altura de la ocasión y he estallado en risas, hasta que he oido el nuevo comentario de uno de los presentes: "Nunca te había visto reir. Es agradable verte así". Y el resto me ha mirado como con ternura, ha sido bastante extraño. Por supuesto que ha sido bonito, pero me ha parecido triste el hecho de que, con lo fácil que es que yo me ría, que les llame la atención el verme contenta y despreocupada...
Y ya para terminar con este mes de locos en el que ha salido el sol y en el que nos han entrado ganas de ser un poco más decididos y un poco menos cobardes, y de aceptar los cambios como simples partes de un ciclo que desconocemos (y que por éso nos da miedo) como la única vía para ser lo queremos ser... ahora, para guinda del día, escucho en una grabación del teléfono la voz de aquel que a pesar de no estar a mi lado me acompaña a donde quiera que vaya, la misma voz que me ha acelerado el batir en el pecho como sólo ella sabe. Y me he quedado como dice la canción: "sin saber qué decir", con una sóla idea en mente: "ale, tres días más, y será otro mes".

Claro como el agua

Déjame decirte algo. Permíte que lo haga a mi manera, de la única en que saben hacerlo quienes se callan con su propia voz, midiendo las palabras no vaya a ser que tengan consecuencias a corto medio o largo plazo. Aquí no tengo límites, nada me da miedo, no tengo que darle cuentas a nadie que no sea yo misma. Y así, a golpe de teclado, me acerco a ti tanto tanto que si cierras los ojos fuerte podrías olerme y creer que estoy ahí.
Te escribo para decirte, básicamente, que estoy confundida e impactada a la vez tras haberme planteado cómo has podido considerar el querer salir de mi vida como una opción viable. ¿Cuánto tiempo te has parado a pensarlo? O mejor aún: ¿cómo has podido llegar a tener la duda de que te dejaría marcharte sin más? ¿Qué se suponía que iba a decirte: "Sí, claro, como quieras?". Pues no, estás muy equivocado, y me cuesta creer que, después de todo lo que hemos pasado juntos (ni más ni menos que once años), voy a dejar que te vayas. Porque tú eres de esas personas de las que quedan pocas, y deberías saber que, como todas las rareras, eres insólito, y, que lo entiendan los demás o no, no debería importarte porque éso es simplemente genial.
Me sorprendo de que no llegues a entender lo que me ayudas a seguir adelante, el apoyo que siento que me das no tiene precio. Que no puedes irte quitándole el razonamiento a mi cabeza loca y distraída, y puedes dar por hecho que no quiero no volver a saber de ti. Ni siquiera me gusta cuando os abandonáis tú y tu blog, porque cada vez que te leo me sumerjo en relatos e historias que no quiero que se acaben, y me entra la impaciencia cada vez que entro en tu espace y no hay algo nuevo. Es sólo una forma de demostrarte que estoy ahí, y aunque a veces no lo parezca te sigo, estoy contigo, y yo siento que estás conmigo. Tú condicionas mi vida por el simple hecho de que eres tú, incluso algo cambia en ellos cuando decido hablarles de ti, como presentándote, ya sabes, que al fin y al cabo hay personas en la vida de las que si no hablamos no podemos ser nosotros mismos, de las que nos han marcado tanto que se impregnan en nuestro nombre y apellido dándoles sentido a lo que somos. Lo que es curioso es la reacción que tienen todos aquellos tras saber quién eres. A ésos que me quieren conocer y/o besar en el cuello les resulta abrumadora la idea de que otro chico haya sido tan importante para mí, les entran unos celos raros y más de uno se lo ha planteado dos veces antes de querer darme a elegir. Pero la clave de lo nuestro está en algo que me dijo tu hermano cuando yo aún estaba en Granada: "Mira, tu te has liado con muchos otros, mi hermano estaba loco por ti y a ti te daba igual. Puede que él tenga derecho a decirte ahora que no, por mucho que te duela". Estas palabras se me han venido muchas veces a la cabeza, y el día que acepté que llevaba razón en lo que decía hice la diferencia entre el antes y el después, y de paso recuperé a mi primer y mejor amigo. Y a partir de ese momento tú y yo somos otros, con nuestros antecedentes claro, pero hemos conseguido tener algo más grande, más fuerte: una verdadera amistad.
Puede que algunas veces esté tan metida en mis cosas que no me haya dado cuenta de que algo en ti no estaba bien, pero lo que no sabes es que me hace falta la mínima provocación para salir en tu defensa, y no tengo pensado dejar de hacerlo, asi que no me vengas con que quizás es mejor dejarme en ¿paz?, porque le quitarás el sentido a cada vez que levanté la voz por ti haciendo tambalear una relación tras otra. Y nunca te he dicho ésto porque no me parecía necesario, quizás ibas a sentirte culpable o vete tú a saber, y el caso es que yo lo tengo tan claro como el agua: o te aceptan o ya saben dónde está la puerta. Y podría llamarte y gritártelo para que de una vez por todas se te vayan las dudas pero, sinceramente, creo que con ésto tendría que valer, porque si echas un vistazo atrás en mi blog te darás cuenta de que no no hay muchas personas de las que pueda hablar así, y considerando que pueden pasar años sin que nos veamos, me parece todo un record. No lo eches a perder ahora...

19 de Marzo

Cuando puedas. Cuando quieras. Cuando tengas tiempo. Cuando te venga bien. Cuando decidas que es el momento. Cuando estemos listos. Cuando menos me lo espere. Cuando te interese. Cuando te canses de lo establecido. Cuando lo creas oportuno. Cuando no sepas a dónde ir. Cuando no te queden palabras. Cuando lo veas claro. Cuando estés seguro de que no te vas a arrepentir. Cuando la coherencia deje de tener sentido. Cuando surga. Cuando dejes de ser cobarde. Cuando estés preparado para mirarme a los ojos. Cuando se acaben las excusas. Cuando te des cuenta de que falta alguien en tu vida. Cuando la curiosidad te mate. Cuando la pena te crezca. Cuando te de por pensar en mí. Cuando no puedas con la culpa. Cuando te quedes solo en tu habitación mirando al techo. Cuando necesites resolver esa "asignatura pendiente". Cuando te de por pensar si yo he pensado en ti...

Tengo cientos de motivos para no decirte lo que se dice en el día de hoy a todos los padres, pero sé que hoy vas a pensar en mí y apuesto a que no te vas a sentir orgulloso de ti mismo. Y aunque siempre he pensado que si realmente lo hubieras querido habrías puesto más interés, nadie se merece llevar sobre sí una carga de estas magnitudes, y hoy he decidido perdonarte. Feliz día, papá.

¡Oh! Cómo quisiera ser alta y guapa y conquistar con la mirada!



Cómo quisiera, sobre todo, dejar de fijarme en aquel que sólo piensa en pedirle el número a mi amiga...

(Viernes Cinco de Marzo a las 09:58. Noche agridulce. Sin rencores, sólo cierta envidia)