A veces tengo la sensación de que no puedo más...


Dime por favor dónde no estás, en qué lugar puedo no ser tu ausencia, dónde puedo vivir sin recordarte, y dónde recordar, sin que me duela.
Dime por favor en que vacío
no está tu sombra llenando los centros, dónde mi soledad es ella misma, y no el sentir que tú te encuentras lejos.
Dime por favor por qué camino podré yo caminar, sin ser tu huella; dónde podré correr no por buscarte, y dónde descanzar de mi tristeza.
Dime por favor cuál es la noche que no tiene el color de tu mirada, cuál es el sol que tiene luz tan sólo, y no la sensación de que me llamas.
Dime por favor dónde hay un mar que no susurre a mis oídos tus palabras.
Dime por favor en qué rincón nadie podrá ver mi tristeza, dime cuál es el hueco de mi almohada que no tiene apoyada tu cabeza.
Dime por favor cuál es la noche en que vendrás para velar tu sueño, que no puedo vivir, porque te extraño, y que no puedo morir, porque te quiero.


Sí, de Borges, y tuya, y mía, y nuestra.
Igual que mis sueños, sobre ti, conmigo, de nosotros.


Carta a un viejo amigo

Pues sí, en estos últimos dos meses muchas cosas han cambiado, ha habido toda una revolución, y aún hoy se me puede tachar de convaleciente, aunque a lo mejor a ti ni te sorprende si es que me recuerdas como la chica que siempre quería salir a tomar algo. Aquellos eran otros tiempos, me sobraban energías, el dinero se me derretía en los bares y en las tiendas de Preciados y dormía con la sonrisa puesta (o así me recuerdo yo, aunque ambos sabemos que cuando miramos los problemas desde la perspectiva del paso de los años, se minimizan hasta tal punto que ni los recordamos, y quizás por éso sólo me viene a la cabeza lo bueno). La última vez que me viste ya había cambiado algo en mí, y la verdad es que tenía tantas ganas de aquel cambio de rumbo en mi vida que salimos a celebrarlo como mejor se me daba: de cañas por huertas. Recuerdo que nos despedimos en la calle del Embabia (no podía haber un lugar más mío) y que a los pocos días me enviaste un mensaje del que me he acordado nada ver más ver tus noticias, y que resulta que aún tengo.

Me sty tmand 1a copa,xa tratar d intntar asimilarl..n fin n s q dcirte...q m alegr un mnton x ti,xq t lo mereces..aunq buen m kda la duda d si t ubiers dspedid d mi sin hbert yamad yo primer,je.. n t creas q t vas a librar d mi,xq tng 1 buena excus xa volvr a Paris. [... ]

Desde entonces he tomado clases de serenidad, de prudencia y de saber estar, y me he lanzado a la piscina y he acabado hablando francés. Por cambiar ha cambiado hasta mi pelo, que de corto y con flequillo como lo viste ha pasado por unas extensiones que me quedaban de lujo, y después por un tinte castaño rojizo que no resultó tan mal, y ahora he decidido darle un respiro y lo vuelvo a tener de mi color, y largo, esta vez fruto del tiempo. Ha cambiado mi carácter también, seguro que me entiendes si te digo que al estar fuera de casa muchas veces te tienes que quedar con la rabia dentro y bajar la cabeza, pero una vez que pasas el primer choque cultural, Paris te atrapa. Huele a melancolía en Picpus, se recuerdan viejos tiempos en Charles de Gaulle- Etoile. Se hacen pique-niques en Parc Floral, suena el rock en la Villette... Anvers te recibe con óleos y sus calles bullen de gente normal. La Conciergerie me decepcionó, la verdad, pero hay pocas cosas como un paseo por la granja de Maria Antonieta y admirar el atardecer sientiendo el paso de los siglos. Y todo por él, que yo le decía que me enseñara Paris pero en realidad lo que más me apetecía era ir a su lado, y le pareció bien la idea y nos enamoramos en la ciudad del amor sólo para demostrar a los incrédulos que es posible. Desde hace tiempo mi cabeza ha cambiado al chip francés, canturreo en un idioma que no es el mío

Si loin de toi, j'toublie pas
Où je vais je te vois
C’est comme si, t’étais là
Près de moi
Je t’ai dans la peau et Dima
Je pense à toi
Dima Dima Dima,
Même si tu n'es plus là
Ta douleur est mienne
Et c’est elle, c’est elle
Qui m’fait oublier le mal
Colérer me fait mal
Car au fond de moi-même
Je veux que tu me reviennes

...y he acabado incluso por aceptar este gusto por la burocracia aplicada a su máximo exponente, y los precios han dejado de asustarme. Si te soy sincera no monto mucho en bici, pero me recorro sin pereza alguna los barrios a ver qué me encuentro, y siempre doy con algún edificio encantado o con algún ser curioso en la calle (o ambas cosas).También me he vuelto un poco gourmet, pero no por mucho que me guste comer con vino caro y hacerme servir dejo de trabajar de camarera, y, todo sea dicho de paso, cada vez me lo paso mejor con este roll y cada vez gano más, asi que supongo que por el momento tener algo estable no es lo que busco, e incluso, si lo pienso bien, me horroriza la idea de asentarme y de hacer el mismo trabajo el resto de mis dias, porque si hay algo que quiero ahora es conocer ciudades y gentes que me demuestren que de ésto se sale y que algún día dejaré de llorar por los recuerdos.
Lo que tengo que hacer es encontrar un hobby (si no me falla la memoria me dijiste exactamente lo mismo hace tiempo ya, quizás tú hayas encontrado el tuyo), algo que me haga olvidarlo todo y volcarme en éso, pero ya sabes cómo soy, quiero hacer tantas cosas que se me pasan los días con sus horas y todo. Unas veces porque no tenía dinero, otras porque no tenía tiempo, y los ultimos meses (que he tenido de todo) sólo quería quedarme tirada en la cama. Supongo que no existe el momento adecuado y que más bien habrá que ir a por él.
En definitiva, me ha alegrado mucho saber de ti, siempre me dio el olfato de que llegarías lejos, que aquello e incluso Madrid se te quedarían pequeños, pero tú, pies en la tierra y modestia en mano, nunca te lo acabaste de creer... Me temo que tendrás que reconocer que lo que se siembra es lo que se cosecha, y que te lo mereces. Te doy mi más calurosa bienvenida. Enhorabuena.





Recortes

¿Cuándo me decidiré a terminar de colocar la habitación? (Será que no termino de acostumbrarme) ¿Cuándo será la última vez? ¿Podré? ¿Seré capaz? ¿Por qué lo hago si no es lo quiero? ¿y qué quieres, qué esperas tú? ¿Cuántas veces has intentado contar las estrellas? (Yo muchas) ¿ En qué consiste exactamente la decepción? ¿De qué está hecha? ¿Qué me cuesta echar esa carta al buzón, con lo fácil que lo tengo? ¿Dónde quedó el respeto? ¿Por qué somos tan desagradecidos? ¿Acaso tienen los otros la culpa? ¿Y los del metro, sí, los cientos de personas con las que me cruzo, en qué piensan, qué les pasa? ¿Qué clase de poder tienen sus ojos? ¿Son de brujo? ¿Me creerías si te digo que estoy cansada, que me rindo? ¿Me lo habrías dicho? ¿Que quién me acaricia ahora la cabeza? (La verdad es que nadie, sólo el viento) ¿Qué significa este frío que siento por dentro? ¿Realmente no tengo remedio? ¿sabremos retirarnos a tiempo? ¿Éso significará realmente que hemos ganado o sólo querrá decir que no hemos sido capaces de seguir? ¿Qué juego es ése en el que se apuestan los días y los corazones? ¿Contra quién vamos? ¿Qué perdemos?