- Sí, y actué en solitario. Lo reconozco todo. Lo hice mal, y aunque algunos me llamaran valiente alguien tuvo que salir herido... y no fui yo, asi que supongo que en cierto modo soy la culpable de los hechos. Y no sólo eso, es que siempre he sido así, es algo muy mío, ya saben, estropear las cosas, y algún día tendré que pagar por todo lo que he roto. Es igual que cuando mentimos: sabemos que el día en el que (lo que sea) se sepa irá siempre rozándonos los talones (conciencias) hasta que nos haga caer por su propio peso, y aún así lo hacemos, mirando el reloj en la izquierda y con la derecha acariciando la poca libertad que nos queda en el bolsillo. Y es curioso cuanto menos que sólo haga falta la menor de las gotas para desbordar el vaso, y después ya no hay vuelta atrás, los días son un cúmulo de reproches: al principio por aquello, ahora por ser así. Debería hacer una lista que se titulara "Todos y cada uno de los que herí", y en ella aparecería desde al que le di una bofetada en un bar hasta al que se molestó porque le besé. Y ellas tambíen, ahí estará incluso la profesora a la que hice llorar, y entonces debería buscarles en face book y decirles cuánto lo siento, cuánto lo he sentido. Luego allá ellos, pero yo habré conseguido tener la conciencia tranquila. Mire, a la vista está su formación intelectual, así que no espero que lo entienda, pero es que veo como... !señales!,y sólo me faltaba que ella me diera el ultimátum que llevo tiempo temiendo, y que me ha dejado caer tras haber pasado juntas cuatro días increíbles. No pensé que fuera a darse cuenta en esas ochenta y tantas horas que estuve allí que me sentía rara en mi propia casa, en mis calles, en mis bares... todo era como nuevo, como si nunca hubiera estado en esa ciudad, como si llevara mucho tiempo queriendo visitarla, y mi madre sí que no lo vio pero se me saltaron las lágrimas al ir bajando Princesa y ver la bandera ondear. Muy patriótico, sí, se me llena la boca hablando de España (tiene gracia), pero por el momento no hay quien me eche de aquí, ahora las cosas son un poco más fáciles, ¿no me merezco al menos disfrutar esta pequeña victoria personal? Sinceramente, creo que Paris me ha hecho mucho bien, un bien que por lo que sea no podía tener quedándome en Madrid. Pero es que estos días... estas noches, he sido la yo de antes: me encontraba gente, nos invitaban a los bares, nos burlábamos de los caraduras, nos gastamos poco o nada y volvimos a casa con un montón de anécdotas. No puedo negar que me falta la fortaleza de tenerla a unos cuantos minutos de casa (hasta Septiembre, claro) y que echo hasta de menos las ojeras del día después. Con lo que yo he sido, estos franceses han hecho de mí un corderito, y no sé si tiene algo que ver pero un mejicano me robó el corazón hace dos años ya.
-Ha pasado mucho tiempo desde los hechos señorita Del Valle, ¿puede explicar al jurado por qué
ahora?
- Quizás porque lo necesitaba aunque ni se me hubiera vuelto a pasar por la cabeza, quizás no son más que cabos mal atados, y porque hoy he llegado al final del libro, decepcionada porque no tuviera 500 páginas más, y me ha dejado una neurosis existencial: o pido perdón o moriré lentamente, o me perdono... o perderé el brillo de mis ojos.