Con acuse de recibo

Un día deberíamos sentarnos cara a cara, el lugar lo elijes tú. Supongo que pensarías en algo discreto, que no se nos vea mucho, pero yo había pensado más bien en el mirador, me encanta esa vista de Granada.
No me preguntes porqué (nunca he sabido las respuestas), a mí también me ha sorprendido, yo creía que me iba a la tumba sin que llegara este momento. Lo más sensato que puedo decir es que los astros han debido conjurarse para que me atreva a pedirte que me cuentes lo que callas tú también desde aquel día, demostrarnos que somos capaces de mirarnos fijamente y hablar como los adultos en los que nos hemos convertido, y perdonarnos del todo, que seguro que nos viene bien. Y es que hacía tanto tiempo que no había vuelto a abrir la puerta que me llevaba a aquel Agosto, que no recordaba que se hubieran quedado tantas preguntas sin repuesta ahí encerradas, como si nada. Mucho me temo que esta vez el remedio no es el olvido, si no las palabras, la sinceridad en estado puro, que he oído que es mano de santo para los que se hirieron daño de por vida y se reconciliaron sobre tierra mojada.
Es ahora, o nunca, Jai.

1 comentario:

Soraya dijo...

Gracias por lo escrito.

Saludos.